La escasez de combustible y gasoil se acentuó hoy en el país, y aumentó el malestar entre los venezolanos que en medio de la pandemia del Covid-19 deben permanecer en largas filas en las estaciones de servicios para surtir sus vehículos.
En Caracas, la prolongada espera puede consumir unas 24 horas mientras que en el resto del país suele ser de días e incluso hasta semanas, como en el estado Zulia.
«Es un problema muy complejo y hay que ponerle seriedad porque cada día estamos peor», afirmó José Miguel Uzcátegui, economista y experto petrolero.
Explicó que las filas en las estaciones de servicios obedecen a la escasez que hay del combustible, que «hace que cambien las órdenes de distribución y ahí juegan factores que forman parte del problema interno de la organización de Pdvsa».
Asimismo, dijo que hay una «planificación dispersa del Estado en la distribución de la gasolina subsidiada y la dolarizada» que, sumado a los problemas «de especulación y de corrupción en el manejo de las zonas, aumentan el caos en el suministro».
La escasez genera malestar
«Estas cosas son el reflejo de que el Estado no está realizando con eficiencia, pulcritud y transparencia el suministro», dijo.
La escasez tanto de gasolina como de diésel recrudeció a un año de que el presidente Nicolás Maduro aplicara un plan de distribución y suministro de combustibles.
El plan estableció dos tarifas: una «subsidiada» a 5.000 bolívares, con un límite de suministro mensual de 120 litros por vehículo y 60 litros para las motos, y otra «internacional» en 200 estaciones de servicio a un precio de 0,50 dólares por litro.
Uzcátegui destacó que la estatal Pdvsa no tiene capacidad para autoabastecer el mercado interno pese a que, de acuerdo con datos no oficiales, aumentó en 600 mil barriles diarios la producción, pero «parte de esa producción tiene que suministrar a los países aliados como Cuba».
«Tampoco estamos aprovechando el aumento en los precios del crudo en el mercado internacional porque la situación de las refinerías con las explosiones, la falta de mantenimiento y de inversión hace que no haya producción», acotó.
En este orden resaltó que el impacto de la escasez del combustible y del gasoil podría generar una crisis alimentaria, y advirtió que «no tiene sentido crear zonas económicas especiales o ley antibloqueo si no hay una economía que funcione».
«Una economía no puede crecer y estar cerrada. La solución pasa por un cambio político para modificar las políticas económicas, y eso supone que el país vaya a una reconstrucción partiendo de un plan de estabilización a corto plazo», afirma, de cara al malestar reflejado en las calles venezolanas.
A su vez, el economista Carlos Ñañez señaló que la escasez del combustible y del gasoil «refleja una realidad inocultable de la situación de las seis refinerías, de las cuales solo una, la de Cardón está produciendo entre 40 y 50 mil barriles de combustible».
«Es una crisis producida por Maduro», añadió. Sostuvo que «la escasez ocurre antes de las sanciones impuestas por Estados Unidos a las cuales el gobierno suele hacer referencia para justificar el proceso de abandono de la industria petrolera».

«Las tecnologías de las refinerías que son Mobil y Exxon han sido entregadas a los técnicos chinos, rusos, iraníes que desconocen los procesos, y Pdvsa está entrando en un proceso de apertura en materia petrolera que no es más que una privatización soterrada para obtener 77 mil millones de dólares frescos», denunció.
De acuerdo con un sondeo del sector económico privado la crisis de gasoil y diésel afectó en el primer trimestre del año al 89,4 % de las empresas, de las cuales al menos 30,08 % reportó pérdidas monetarias entre 2000 y 5000 dólares.