El BCV pasa del esquema Dicom al de las mesas de dinero del sistema financiero. Permitiendo que a través de éstas se pacten operaciones de compra-venta de divisas, y fijen el tipo de cambio resultante, además de eliminar otras limitaciones.
Así lo informó el portal informativo Analítica mediante su cuenta Twitter. Según lo planteado, la medida llega en un momento en que el sistema financiero está seriamente afectado por la agresiva política de encaje, el marco regulatorio, la hiperinflación y la depresión de la economía.
#AHORA El Banco Central de Venezuela (BCV) autoriza la compra y venta de divisas a través de las mesas de cambio, un nuevo sistema sustitutivo del #Dicom #6May pic.twitter.com/9kuSHttKUi
— Analítica (@Analitica) May 6, 2019
También indican que el entorno cambiario tiene algunas con limitaciones para operar vía los bancos corresponsales.
Explican que producto de las sanciones y la elevada corrupción, las operaciones que implican compra-venta de divisas por parte de actores venezolanos son objeto de una exhaustiva revisión, haciendo engorroso y lento un proceso normal en cualquier parte.
También opinan que el control de cambios muere en un momento en el que han quebrado el sistema económico del país, indicando que este es un momento en el que están desesperados por obtener dólares de la gente que trabaja.
De acuerdo con la resolución 19-05-01 el Banco Central de Venezuela oficializó las “mesas de cambio”, a través de las cuales las instituciones bancarias podrán comprar y vender divisas, con reportes diarios de volúmenes de venta y tasa resultante de las operaciones, informan.
Igualmente afirman que mediante las mesas de dinero, si bien se da más autonomía a las operaciones entre privados, y se gana en transparencia; la dinámica de sanciones y crisis diluyen los potenciales beneficios que esta medida puede traer.
Esto debido a que el mercado paralelo continuará siendo relevante para operaciones de menudeo y montos bajos, que no serán atractivos para la banca dado los elevados costos operativos que supone.
Lo que sigue implicando que la economía venezolana sigue en la misma condición que hasta ahora la rige, sin corregir aquellos indicadores que propulsan la inflación que ha mermado el poder adquisitivo de los venezolanos.