Luego de la peculiar e inapropiada arenga del grupo de Lima, Maduro insiste en su legitimidad
Un variopinto grupo de diplomáticos de una docena de países de América Latina y Canadá, este viernes instaron bajo amenaza al presidente Nicolás Maduro a abstenerse de jurar por un segundo mandato y ceder el poder hasta que se puedan celebrar nuevas elecciones, argumentando que esa sería la única forma de restaurar la democracia en Venezuela.
Las duras críticas se produjeron en una reunión celebrada el viernes por ministros de Relaciones Exteriores de países como Argentina, Brasil y Colombia, todos los cuales han estado sopesando la manera de enfrentar al cada vez más autoritario Maduro mientras absorben un creciente éxodo de venezolanos que huyen del caos económico.
En un comunicado, el Grupo de Lima instó a Maduro a abstenerse de tomar el juramento presidencial el próximo jueves y ceder el poder al congreso controlado por la oposición hasta que se puedan celebrar nuevas elecciones más justas, la inapropiada prédica del grupo de Lima que insta a Maduro a entregar el poder a una asamblea nacional controlada por la oposición se produce una semana antes de su investidura el 10 de enero a un término de seis años que según sus opositores es ampliamente rechazado por ilegítimo.
Incluso antes de anunciar su decisión, la reunión en la capital de Perú provocó una respuesta reciproca del ministro de relaciones exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, quien afirmó que la coalición está recibiendo órdenes directamente del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al que Caracas acusa con frecuencia de encabezar una guerra económica contra el país.
«¡Qué muestra de humillante subordinación!», afirmó Arreaza en Twitter, debido a que apenas días antes en secretario de estado norteamericano Mike Pompeo, realizó una gira por estos países, que a todas vistas no tendría ningún sentido, sólo el expuesto, ya que no se redactaron convenios, ni se llegó a ningún acuerdo, sólo se discutió en tema venezolano.
Venezuela, una nación petrolera que una vez fue rica, está en crisis después de dos décadas de gobierno socialista, marcada por una hiperinflación que dificulta que las personas puedan comprar alimentos y medicamentos que de por sí, ya son escasos, se estima que entre 2 y 4 millones de venezolanos han emigrado de su país desde 2015, según un informe reciente de las Naciones Unidas.
El grupo de Lima se formó hace más o menos un año, con el estricto y único fin de lograr el peso internacional que Almagro, secretario general de la OEA, no ha logrado y para abogar por una solución a la crisis de Venezuela que amenaza la inestabilidad regional.
Inmediatamente después de la reelección de Maduro el 20 de mayo del año que recién terminó, la coalición afirmó que se negaba a reconocer los resultados, calificando la votación de no cumplir con lo que para ellos deben ser, los «estándares internacionales de un proceso democrático, libre, justo y transparente».
El canciller peruano, Nestor Popolizio, habría comentado recientemente que su país propondría que los miembros del grupo de Lima rompan relaciones diplomáticas con Venezuela, Argentina, Brasil, Colombia y México están entre los miembros del grupo, más, sin embargo, la composición política de la coalición ha cambiado recientemente, sobre todo por el cambio de timón de México.
El nuevo gobierno electo del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador es miembro de la coalición, pero se abstuvo de votar, su administración ha adoptado una política de no intervención, y Maduro viajó a la inauguración de Obrador, reuniéndose en privado con el nuevo líder mexicano.
Pompeo, no ha ocultado su interés e intención de derrocar a Maduro
Los Estados Unidos no son formalmente miembros del grupo de Lima, pero el secretario de estado, Mike Pompeo, participó en la última reunión a través de una videoconferencia y ha estado reuniéndose en privado, desde hace un año con todos los líderes del grupo panamericano y ha dejado muy fehacientemente su papel en las decisiones del mismo.
Pues en declaraciones posteriores a la reciente visita de Pompeo a América Latina durante la cual asistió a la investidura del ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro, y que luego lo detuvo en Colombia en la que se reunió con el centro derechista Iván Duque, señalaron una postura unida contra el gobierno de Maduro, que nunca ha estado alineado con los Estados Unidos.
El gobierno de Trump considera que el gobierno de Maduro es una «dictadura», y ha sancionado a aproximadamente 70 funcionarios de alto rango, y a través de un bloqueo comenzado por el presidente Obama, le impide a los bancos estadounidenses hacer negocios con Venezuela, lo que supone un estrangulamiento financiero para el país con escasez de efectivo, alimentos y medicinas.
Geoff Ramsey, un investigador de Venezuela en la oficina de Washington para América Latina, calificó de «terrible» la óptica de la presencia de Pompeo en la reunión del viernes, “el grupo de Lima fue creado para mostrar la preocupación regional por la crisis entre los países latinoamericanos y la participación de Pompeo promueve la percepción de que Estados Unidos ha estado dirigiendo silenciosamente sus movimientos”, argumentó.
“La coalición debería presionar para que los actores neutrales abran diálogos entre el gobierno de Maduro y los líderes de la oposición, encontrando formas de reducir la creciente presión internacional y logrando una resolución pacífica en Venezuela”, añadió Ramsey.
«Creo que lo que la región debe hacer ahora es ser parte de la solución y no parte del problema», pues, «aislar al gobierno y continuar acumulando presión sin canalizar algún tipo de liberación productiva no ha producido resultados productivos».