La captura de Aída Merlano provocó un enfrentamiento diplomático entre Venezuela y Colombia, evidenciado que la política priva sobre la ley en el caso.
El gobierno colombiano descartó la posibilidad de restablecer los canales diplomáticos con Venezuela, como lo propuso en la víspera desde Caracas, Nicolás Maduro, tras el ofrecimiento del líder bolivariano de restablecer la comunicación entre ambos países por esa vía.
Duque alega que «Hoy en día nosotros vemos que hay muy pocas garantías en Venezuela para la prestación de servicios consulares y otros servicios; sencilla y llanamente por la constante violencia que hay, por parte de la dictadura, frente a muchos países que han marcado una línea de rechazo hacia la dictadura».
La noche del miércoles, Maduro dijo públicamente estar «dispuesto a restablecer las relaciones a nivel consular con el gobierno de Colombia para que tengamos relaciones consulares fluidas».
La propuesta del mandatario venezolano surgió a raíz de la captura de la prófuga ex congresista colombiana Aída Merlano en Maracaibo y el pedido de extradición hecho por Bogotá a Juan Guaidó, auto proclamado presidente de Venezuela, abrió otro frente de discusión entre entre las dos naciones.
«Que no vengan a enredar la pita, que no vengan a tratar de burlarse de las instituciones y la legalidad; lo que corresponde es que Aida Merlano sea deportada para que se le aplique en Colombia todo el peso de la ley. Es una delincuente», subrayó Duque.
La manipulación política y mediática del caso, ha dejado claro que la puja política y se impone sobre las leyes, dejando de lado el verdadero sentido e importancia de la cooperación bilateral de dos países vecinos, que deberían estar enfocados en la convivencia y la búsqueda de el bienestar común para sus ciudadanos, en lugar de enfrascarse en un enfrentamiento diplomático .