El 9.º encuentro del Grupo de Puebla, que se desarrolló entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre en la ciudad mexicana de Puebla, concluyó con un llamado a la integración regional y a la creación de una nueva arquitectura financiera.
En su declaración final, el foro político, integrado por líderes progresistas de América Latina y el Caribe, destacó la necesidad de reactivar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y de fortalecer la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
También reclamó el reemplazo del modelo neoliberal por un modelo solidario de desarrollo, enfocado en la inclusión social, la generación de valor, la transición ecológica y la construcción de una nueva ciudadanía democrática.
En este sentido, el Grupo de Puebla instó a la coordinación entre diferentes organismos subregionales y a la creación de una nueva arquitectura financiera adaptada a las necesidades de la región.
Entre las propuestas concretas, el foro planteó la creación de una moneda única para avanzar en la desdolarización y una nueva institucionalidad para manejar las necesidades financieras.
Asimismo, el Grupo de Puebla consideró necesario actuar frente a la crisis climática y exigir a los países desarrollados que ratifiquen los protocolos y acuerdos globales del cuidado medioambiental.
El foro también abogó por la promoción, difusión y acciones que permitan la concreción del Acuerdo de Escazú, un tratado internacional que busca garantizar la protección ambiental y el acceso a la información, la participación y la justicia en asuntos ambientales en América Latina y el Caribe.
El 9.º encuentro del Grupo de Puebla contó con la participación de más de 160 líderes políticos, académicos y sociales de toda la región. Entre ellos, se encontraban los expresidentes de Bolivia, Evo Morales; Colombia, Ernesto Samper; Ecuador, Rafael Correa; España, José Luis Rodríguez Zapatero; y Panamá, Martín Torrijos.