Kamala Harris, la vicepresidenta de los Estados Unidos de Norteamérica realizó una visita a México y Guatemala para tratar el problema de la migración masiva hacia su país.
Esta visita, tiene la misión idea es frenar el creciente ingreso de migrantes al país del norte, cuya crisis migratoria ha ido en escalada durante la última década de manera muy evidente. La solución propuesta es «muy norteamericana», ofrecen dinero para que cada país solucione los problemas de fondo que impulsan la migración.
Esta propuesta quizá produzca resultados, pero dar dinero a gobiernos tradicionalmente corruptos no ofrece una fuente de esperanza suficiente. Así que el problema del desplazamiento de cientos de miles de centroamericanos está lejos de terminar.
Durante la gira, la vicepresidenta estadounidense estableció convenios para el apoyo a la erradicación de la corrupción en Guatemala, El Salvador y Honduras. En México pidió «abordar las causas originales de la migración», con la plena intención de impedir la migración que afecta la economía norteamericana.
TODO DIFERENTE, PERO IGUAL
Para el presidente del centro de análisis presidente de Diálogo Interamericano, «Desde el principio las expectativas (con respecto al viaje de Harris a Guatemala y México) han sido bastante modestas. Y ha cumplido las expectativas».
Para el analista, la gira de Kamala Harris respondió a la presión que puso sobre su gobierno el fuerte aumento del flujo de migrantes hacia la frontera de México con EE.UU., y tiene el mérito de haber pasado a la región un mensaje de inquietud por temas como la corrupción o los derechos humanos.
Sin embargo, el mensaje de la tierra de las oportunidades es alto y claro: No vengan. La política promovida por Donald Trump respecto a la migración ha cambiado de estilo, pero no de contenido para la administración Biden.