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La abuelita Maracucha que cruzó el rio bravo

Una historia con el sello de la solidaridad de los venezolanos

La foto se hizo viral, un fornido joven lleva en brazos a una abuelita que atravesaba el rio bravo, frontera entre México y Estados Unidos. La emotiva imagen nos tocó el corazón; claro, todos tenemos una o más abuelas a las que amamos y protegemos.

Según lo visto en las redes, la señora, identificada como Irma Guillén, no iba con sus familiares, aparentemente un «coyote» la dejó en el río entregándola porque no podía pasar por sus propios medios. El joven, quien fue identificado como César Padrón, no dudó en levantarla y llevarla en peso.

La abuelita de unos es la abuelita de todos

Al llegar al lado norteamericano de la frontera, se conoció que ambos son naturales de Maracaibo, estado Zulia. Esto generó la algarabía natural de los Zulianos: «¡A la vaina, se quedaba maíta en el río!», ¿Cómo es posible que la envíen solita a algo tan peligroso?

La naturaleza social de los venezolanos es la solidaridad automática. Claro que César vio a la abuelita desvalida y salió en su auxilio, seguro pensó en su familia y los valores de respeto y protección a los mayores. «¡Así se hace, mijo!», seguro le diría su madre.

Sólo en Maracaibo se ven cosas así, podrían pensar el resto de los venezolanos, para muchos de los cuales la extensión completa del Zulia es su ciudad capital. Sin embargo la idiosincrasia local es distintiva y eso es parte del sello único de los Zulianos.

«Pa que sepáis», comentó un marabino al ver la historia de Irma y César, así es como somos nosotros. «Fijate que hace tiempo yo estaba en el bus de la ruta 2 (la más populosa de Maracaibo) y estaba hasta las trancas (lleno, más allá de su capacidad). Una abuelita que estaba en la mitad del bus quería bajar, pero había tanta gente que no se podía mover, ni la podía escuchar el conductor. De inmediato, la gente comenzó a hacerse eco del deseo de la señora y el bus paró. «pero la pobre no podía salir, así que la gente la levantó en peso y la acercaron a la puerta, tanto a ella como a sus bolsas del mercado».

Tal como en un concerto de rock, la abuelita salió del atolladero, sana y salva y con todas sus pertenencias. «¡Es que así somos nosotros!, cualquier abuelita es la nuestra, hay que cuidarlas.

Lo visible y lo invisible

Recientemente el paso de los venezolanos por el río bravo ha opacado, al menos mediáticamente al paso de migrantes y desplazados de otros paises. Sin desmedro de ninguna de las situaciones que impulsan a las personas a arriesgar sus vidas en una travesía tan peligrosa, la visibilización de estos casos expone ante la opinión pública el crítico escenario venezolano.

Son más de cinco millones de venezolanos, los que han dejado atrás su zona de confort para enfrentarse a nuevas culturas y a convertirse en extranjeros, ciudadanos de segunda que demuestran el valor, la creatividad y el tesón necesarios para reinventarse y crecer.

A través de
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Fuente
@VenturaReport

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