En la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) fue aprobada una resolución que plantea la suspensión de Venezuela de este organismo, a través de la cual se desconoce la legitimidad de las pasadas elecciones del 20 de mayo, que resultaron en la reelección de Nicolás Maduro como presidente nacional.
Esta resolución fue impulsada por Estados Unidos, sumado a los 14 países del Grupo de Lima. Este es un bloque que representa a más del 90% de la geografía americana: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guyana, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía.
La resolución requería 18 votos para ser aprobada y consiguió el respaldo de 19 países.
Once países se abstuvieron: Surinam, Trinidad y Tobago, San Cristóbal y Nieves, Belice, Uruguay, Ecuador, Antigua y Barbuda, El Salvador, Haití, Nicaragua y Granada.
San Vicente y las Granadinas, Venezuela, Bolivia y Dominica rechazaron la moción.
Esta resolución sobre Venezuela da marco a la comunidad internacional para afianzarse en un criterio de legalidad, unificándose ante el Gobierno de Maduro y permitiendo a estos países unificar estrategias y coreografiar sus relaciones diplomáticas, así como la imposición de sanciones.
Queda un paso para la expulsión definitiva
Para finiquitar la expulsión de Venezuela se requiere convocar una Asamblea General extraordinaria, a la que deberán asistir los cancilleres de las Américas.
Se requiere que tercios de los miembros de la OEA, es decir 24 de sus miembros voten a favor de la decisión para poder proceder a la expulsión de uno de sus miembros.
Cabe destacar que Venezuela ha solicitado su desincorporación de la organización y solo necesita esperar 11 de los 24 meses que el procedimiento requiere.