La entrega del Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado ha sido interpretada por Naciones Unidas como una oportunidad para visibilizar las violaciones de derechos humanos en Venezuela. En un comunicado oficial, la Misión Independiente de Determinación de Hechos subrayó que el galardón “reafirma el derecho fundamental a la participación política” y permite recordar “a las víctimas y su derecho a la justicia”.
Desde 2019, este grupo de expertos ha documentado graves abusos cometidos por el régimen de Nicolás Maduro, incluyendo persecución política, detenciones arbitrarias, tortura y violencia sexual. En su informe de 2023, la misión reconoció a Machado como víctima directa de represión, tras ser inhabilitada políticamente cuando decidió participar en las primarias opositoras.
La continuidad del trabajo de esta misión está en riesgo. Dos de sus tres integrantes, Francisco Cox (Chile) y Patricia Tappatá (Argentina), renunciaron recientemente por falta de recursos y condiciones adecuadas para sostener los equipos de investigación. La presidenta Marta Valiñas (Portugal) permanece al frente, en medio de una crisis financiera que afecta a varios programas de la ONU, agravada por impagos de Estados miembros como Venezuela.
En paralelo, el gobierno de Maduro anunció el cierre de su embajada en Noruega, país sede del Comité Nobel, y también en Australia. Según el canciller venezolano Iván Gil, la decisión forma parte de una “reestructuración del servicio exterior” orientada a fortalecer vínculos con países del sur global como Zimbabue y Burkina Faso.
Sin embargo, el gesto diplomático ha sido interpretado como una respuesta directa al reconocimiento internacional de Machado, quien permanece en la clandestinidad desde agosto de 2024. El comité noruego justificó el premio por su “incansable labor en defensa de los derechos democráticos del pueblo venezolano y su lucha por una transición pacífica hacia la democracia”.
La relación entre Noruega y Venezuela, antes cordial, se ha deteriorado tras el fracaso de las negociaciones de Barbados, donde Oslo intentó mediar en busca de un acuerdo político. El cierre de la embajada marca un nuevo episodio en el aislamiento diplomático del régimen chavista, que ahora busca respaldo en naciones periféricas donde su narrativa anticolonial aún encuentra eco.
El Nobel a Machado representa un fuerte respaldo internacional a la oposición venezolana y refuerza las denuncias sobre la represión sistemática en el país. Para la ONU, el galardón no solo reconoce a una figura política, sino que reabre el debate sobre justicia, impunidad y derechos fundamentales en Venezuela.