Las redes sociales hacen eco de Mentiras mediáticas y otros sensacionalismos. Los motivos son varios: Generar tráfico en sitios web y maquillar hechos ocultos a simple vista.
Leemos a diario múltiples mentiras mediáticas, que aun sin soporte se hacen «verdades» a punta de repetición. Es la moda de las Fake News, información hecha con ingeniería y técnica.
Hay bulos que se convierten es especie de leyendas urbanas, sobre las que todos se sienten conocedores y dueños de una opinión.
Así, por ejemplo los casos de corrupción de PDVSA o Electricidad de Caracas asociados al Caso Andorra.
Se trata de una red de delitos financieros, en la Electricidad de Caracas durante el mandato de Luis Carlos De León Pérez exdirector de finanzas entre 2008 y 2013 y durante el mandato de 10 años de Rafael Ramírez Carreño en Petróleos de Venezuela.
Para ese momento, por primera vez en 15 años, el gobierno bolivariano no solo admite la existencia de corruptelas en Venezuela, sino que debe abrir expedientes de a personas relacionadas con cargos antiguos del gobierno de Chávez.
Así surgieron miles de teorías y rumores, algunos plantean: ¿Se trata esto de realmente encontrar justicia, o es simplemente otra caza de brujas?.
La idea es nombrar unos cuantos culpables, y seguir ocultando otras tramoyas que necesitan pasar desapercibidas.
Las Mentiras mediáticas en acción
Entre estos casos, podemos destacar el de Eudomario Carruyo, quien está asociado a diversas corruptelas en PDVSA. Durante el periodo de Ramirez al frente de la estatal petrolera, el empresario zuliano fue vicepresidente de finanzas, lo cual le puso en el radar y lo costó caer en el lodo de la difamación.
Numerosas veces le han tratado de vincular en el escándalo de la corrupción de PDVSA. Esta es una táctica realizada para desviar la mirada de los verdaderos culpables, que actualmente se encuentran bajo protección estadounidense o escondidos en paraísos fiscales.
Este es sólo un ejemplo de cómo con algo de dedicación, se crean cortinas de humo que ocultan verdades a la opinión pública, al mejor estilo Caballo de Troya.