La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció este martes un plan de respuesta y acción preventiva para reducir el impacto del fenómeno climático El Niño en América Latina.
El organismo planea movilizar 36,9 millones de dólares y espera brindar apoyo a 1.160.000 personas de las comunidades vulnerables latinoamericanas. Entre ellas países como Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y Venezuela.
El plan prevé entregar semillas resistentes a las sequías. También incluye apoyo para la captación, almacenamiento y manejo del agua con el propósito de proteger los cultivos, el ganado y la pesca.
«La situación en América Latina y el Caribe requiere una respuesta conjunta y apremiante. Instamos a los gobiernos, organizaciones no gubernamentales y sector privado a unirse para proteger la seguridad alimentaria y los medios de vida de las familias rurales más vulnerables ante el crítico escenario que nos presenta el Niño». Así lo manifestó el subdirector general y representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin.
Calentamiento anormal
Este es un fenómeno climático que se caracteriza por el calentamiento anormal de las aguas superficiales del Océano Pacífico tropical. Un escenario que que puede provocar sequías, inundaciones, olas de calor y otros fenómenos meteorológicos extremos.
En América Latina, El Niño puede tener un impacto significativo en la seguridad alimentaria y los medios de vida de las comunidades rurales. Las sequías pueden provocar la pérdida de cultivos, el ganado puede morir de sed y las inundaciones pueden destruir las viviendas y las infraestructuras agrícolas.
La FAO estima que el plan de respuesta y acción preventiva podría ayudar a proteger los medios de vida de hasta 1.160.000 personas en América Latina.
«Este plan es un paso importante para reducir el impacto de El Niño en las comunidades más vulnerables de América Latina», dijo Lubetkin. «Sin embargo, es importante recordar que El Niño es un fenómeno natural que no podemos controlar. Es fundamental que los gobiernos y las comunidades tomen medidas para prepararse para este tipo de eventos climáticos extremos», agregó.