La situación de PDVSA es sin duda un reflejo de la nación, dentro de esta inefable crisis, pasamos de ver como miles de valiosos profesionales desarrollados a través de décadas de planificación, hicieron grande a nuestra estatal petrolera.
Esos mismo profesionales hoy en día hacen vida en otras latitudes, aportando sus conocimientos y experiencia, brillando con luz propia. El costo de educar, formar y establecer una planta profesional con la magnitud de la que PDVSA perdió es de cifras millonarias, pero hay un factor incalculable involucrado en esa creación de recursos humanos: El tiempo, un factor irrecuperable, que genera pérdidas en costos de oportunidad incuantificables.
La empresa petrolera venezolana ha tenido siempre defensores y detractores, los detractores de la «cuarta república» dicen a quienes ahora la manejan la cita bíblica: «Por sus frutos los reconoceréis» (Mateo 7:15-20)
El deterioro de PDVSA, es evidente solo con caminar cualquiera de sus instalaciones se percibe, pero es en la moral de sus trabajadores en donde brilla más. Ante la corrupción abierta y sin consecuencias, la gente dejó de proteger los bienes e intereses de la compañía.
Frustrados y viéndose sin los más básicos recursos para llevar a cabo sus labores, la caída de la producción petrolera y la infrenable inflación que acabó con el poder adquisitivo de los venezolanos, ha hecho que deserten por miles los puestos de trabajo antes tan codiciados.
Esta reflexión surge a raíz de un texto publicado en Facebook por Román Contreras, quien según indica su perfil es Capitán de Unidades Livianas en PDVSA, el cual transcribimos a continuación y que puede leerse en un grupo de esa red social, titulado Amigos Trabajadores de PDVSA.
A continuación lo transcribimos:

Una realidad dentro de PDVSA que hiere el alma y las entrañas:
Epa sindicalista no confundas crítica con traición, la crítica leal busca visualizar las fallas, lo vulnerable, a veces incluso un criticón te hace mejor profesional que un complaciente.
5 años atrás Criticar a rafael Ramírez era pecado era ser saboteador, era no tener disciplina, si hace 5 años hubiéramos aceptado revisar la gestión de Rafael Ramírez y los más de 50 gerentes imputados por corruptos no tuviéramos el mismo grado de desfalco que tiene nuestra querida empresa ahora. No es la reputación del obrero ni la del empleado de bajo cargo la que está deteriorada, es la reputación de los gerentes.
Un abogado defiende a su cliente hasta la muerte, defender a los tuyos no tiene porque significar que traicionas a los tribunales, tú eres nuestro abogado, deberías defendernos hasta lo irracional es la naturaleza de un sindicalista noble, consecuente, es políticamente correcto que presiones públicamente a favor de nosotros sin detrimento de tus creencias ideológicas.
No se puede declarar a micrófono abierto al mundo entero que somos la principal empresa del país que gestiona las reservas de crudo más grandes del planeta y a la vez que los trabajadores de dicha empresa tengan un sueldo deplorable.
Si los equipos petroleros tales como tuberías y cables son considerados «materiales estratégicos de la nación» entonces por equivalencia los trabajadores petroleros deberían ser tratados como»recursos humanos estratégicos de la nación»
No nos creemos mejores que nuestros otros compatriotas Todos merecemos un salario digno, sabemos que el problema es multifactorial y nacional, es verdad que hay saboteo, es verdad que desde afuera quieren nuestras riquezas, es verdad que hay patrones de bloqueo a la nación pero también es verdad que hay tremendos MEDIOCRES en la empresa.
Nadie quiere que la economía siga deteriorada, vivimos y sufrimos a diario las consecuencias, solo queremos justicia, proporcionalidad de sueldos de acuerdo a los riesgos,el tipo de trabajo y requerimiento cognitivo, no confundas igualdad con equivalencia.
Nuestro trabajo impacta sobre la economia del pais mil veces mas que el impacto de una mediana empresa. Nuestro trabajo mueve al país literalmente, somos la gasolina y el hermano mayor del seniat, somos el padrino del banco central de venezuela somos la mamá gallina gratuita de decenas de alcaldías. Somos la ayuda social de muchos, somos el comodín, la teta, el salvavidas, hacemos casas, donamos ambulancias, regalamos electricidad, las contratistas se quejan de nosotros pero se pelean por un «contratico».
Cualquier estratega en su sano juicio aunque sea por conveniencia diría: » hay que mantener a esos trabajadores contentos».
La naturaleza de una empresa petrolera es simplemente sacar petroleo. Los trabajadores no deberíamos estar pendientes ni preocupados por la comida del comedor, ni estar mendigando vehículos para las operaciones , ni las instalaciones deberían tener un déficit de mantenimiento que raya la negligencia.
Yo quiero invertir mis neuronas en abrir una válvula y perforar un pozo, en administrar servicios petroleros, en verificar condiciones de seguridad, en gestionar salud ocupacional, en sacar 5 millones de barriles de petróleo sin derramar 1 barril a las aguas, sin enfermar a ninguna persona; sin matar a ningún trabajador, sin poner en riesgo al yacimiento.
NO quiero pasar mi jornada laboral suplicando por agua, comida, vehículo y herramientas y luego al salir del trabajo llegar a la casa y que en mi nevera solo haya un limón viejo, agua y verduras. No quiero ver que mi titulo profesional y mi trabajo petrolero genera menos bienestar económico a mi familia que un tipo que revende cafe, azúcar y efectivo. Yo muevo la economía nacional el revendedor la retrasa. Jamás he jugado con la necesidad de nadie no juegues con las mías.
Haz que Inviertan en nosotros, y solo luego exígenos mucho.
Es verdad que hay mucho personal obrero vagabundo, deja de ser un complaciente crónico: complaces al patrono y no le exiges nada a ese trabajador parasitario que tanto daño hace.
Y si no puedes o no te dejan señor sindicalista, entonces salva tu honor y vente con nosotros a la planta a pasar trabajo a sufrir lo que nosotros sufrimos.
No nos hemos merecido tu atención, tú no te has merecido nuestro respeto.
Deja de restregarme tu camionetota nueva mientras voy a pie bajo el sol con mi casco mi braga mi hambre y un dolor raro en la garganta que muchos expertos han llamado «dolor de orgullo»
a ver si medio reaccionan porque hasta ahora nadie habla nada.