En medio de una escalada militar en el Caribe y tensiones diplomáticas crecientes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró que su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, “ha ofrecido todo” en un intento por negociar. La afirmación pone en el centro del debate los recursos naturales de Venezuela y su posible papel en un acuerdo bilateral.
La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, negó cualquier propuesta de transición sin Maduro y reafirmó la postura oficial: “Nada nos apartará del camino en la defensa irrenunciable de los derechos de Venezuela”.
Un país con abundancia, pero sin capacidad.
Venezuela posee una de las mayores reservas de petróleo del mundo, especialmente crudo extrapesado en la Faja del Orinoco. Según la Administración de Información Energética (EIA) de EE.UU., representa el 17 % de las reservas globales. Aunque la producción superó el millón de barriles diarios en septiembre —el nivel más alto en cinco años— sigue lejos de los 2,5 millones que alcanzaba en 2014.
El economista Manuel Sutherland destaca que las refinerías estadounidenses están diseñadas para procesar este tipo de crudo, lo que convierte al petróleo venezolano en una opción atractiva. Francisco Rodríguez, investigador en Washington, señala que “Venezuela puede ofrecer lo que hoy vende a China, pero a menor costo para EE.UU.”.
Gas natural: potencial sin desarrollo.
Con reservas estimadas en 5,5 billones de metros cúbicos, Venezuela concentra el 73 % del gas natural de Sudamérica. Sin embargo, la falta de infraestructura y exploración limita su aprovechamiento. Estados Unidos ha autorizado a Shell y Trinidad y Tobago a negociar con PDVSA, aunque el gas aún no figura como prioridad estratégica.
Minerales, oro y carbón: oportunidades y obstáculos.
El país también cuenta con reservas de coltán, hierro, bauxita y oro, especialmente en el Arco Minero del Orinoco. No obstante, la explotación es mayormente artesanal y está marcada por la minería ilegal, violencia y presencia de grupos armados. Controlar esta zona implicaría desmantelar redes que involucran a sectores del Ejército, lo que podría desestabilizar la coalición que sostiene a Maduro.
El carbón y los minerales de tierras raras tienen menor relevancia para EE.UU. en el corto plazo, aunque podrían adquirir valor estratégico en el futuro.
Geopolítica y negocios: ¿hay espacio para un acuerdo?
Más allá de los recursos, un eventual pacto con Venezuela podría permitir a Washington reducir la influencia de China, Rusia e Irán en la región. Sin embargo, los analistas advierten que el entorno legal y económico venezolano sigue siendo hostil para la inversión extranjera. La inseguridad jurídica, el riesgo de expropiación y la discrecionalidad del Estado desincentivan a las empresas, incluso a las nacionales.
Aunque Maduro ha mostrado una actitud más pragmática hacia los inversores desde las sanciones de 2017, el clima de negocios continúa siendo frágil. “El Gobierno puede prometer villas y castillos, pero la realidad es que la economía está muy mal”, concluye Sutherland.