El pasado miércoles fueron instaladas las mesas de precios acordados entre el Gobierno y los sectores de la producción, distribución y comercialización de los rubros del Plan 50.
Luis Medina, ministro de Alimentación, informó que durante esta primera jornada se analizará la estructura de costos y fijación de precios del arroz y el azúcar.
Esta información fue dada a conocer en una transmisión de Venezolana de Televisión el día de ayer.
Medina declaró que «Se realizarán dos mesas de trabajo simultáneas, dos en la mañana y dos en la tarde, donde debemos discutir, analizar y revisar las fórmulas correspondientes a las estructuras de costos para llegar a un acuerdo final de los precios acordados».
Igualmente comunicó que se prevé que los encuentros finalicen el próximo sábado 30 de junio cuando y se contará con la participación de representantes de la cadena de producción y comercialización de proteínas.
Las mesas de precios acordados buscan sincerar y estabilizar los precios
El objetivo de las jornadas de trabajo será sincerar y estabilizar los precios de los principales productos de la canasta básica de la familia venezolana.
«Agradecemos a los sectores que se han hecho presentes y a los representantes del Gran Misión Abastecimiento Soberano. Vamos a escucharlos y buscar soluciones a un problema que está afectando al pueblo de Venezuela», declara Medina.
Los productos a ser analizados y regulados incluyen café, arroz, azúcar, pasta, carne, frijoles, leche tanto líquida como en polvo, jamón, queso blanco, maíz, mayonesa, pollo, harina de trigo, pescado, aceite, y varios ítems de higiene y aseo personal, tal como el jabón en panela y en polvo.
El gobierno nacional ha advertido que el incumplimiento de estos acuerdos que están por firmarse, tendrán graves consecuencias legales.
Durante la entrega de los premios nacionales de periodismo advirtió a los empresarios y comerciantes: «Si ustedes siguen practicando la economía criminal, me van a obligar a tomar decisiones radicales de fondo y pido al pueblo me acompañe en una nueva etapa donde será inevitable radicalizar a una revolución que tiene derecho a vivir… o es por las buenas o es por las malas».
Un signo ominoso, ya que aún no se han pactado los acuerdos y ya se teme por su incumplimiento.