Pareciera que vivimos en Un mundo desplazado, si damos un rápido vistazo a los noticieros, hay algo sobre algún grupo humano movilizado.
Es doloroso ver cómo las familias de desmiembran, saber de las muertes y violento desarraigo de hombres mujeres y niños, que deben dejar sus hogares en busca de un destino incierto huyendo de situaciones inmanejables.
Actualmente Europa vive una de las más grandes crisis migratorias registradas en su historia, este suceso es producido por varios conflictos abiertos en África y el Medio Oriente, que han generado un éxodo masivo de grupos familiares enteros.
La Oficina Europea de Apoyo al Asilo afirma que, más de 728 mil personas solicitaron el estatus de refugiado el año pasado en la Unión Europea (UE) y en países asociados como Noruega y Suiza.
El oriente desplazado
El conflicto Sirio, que comenzó en 2011, tiene un inmenso saldo de dolor y muerte, ciudades destruidas y el desplazamiento de 11 millones de almas.
Se estima que sólo en los primeros cuatro meses de 2018, más de 920 mil sirios se vieron obligados a abandonar sus casas.
Otro país que sufre el peso del desplazamiento humano es Libia. Desde la muerte de Muamar Gadafi en 2011.
La dualidad de poderes y el colapso del sistema de seguridad en Libia después del asesinato de Gadafi, condujeron a un crecimiento de la actividad de grupos insurgentes armados y de organizaciones extremistas.
Esta región se ha convertido en un centro de contrabando y en un punto de trasbordo de la migración irregular de África a Europa.
Al sur de la Península Arábiga, se encuentra Yemen, país que está sufriendo una sangrienta guerra desde 2015.
En abril, 1.260 refugiados llegaron a Yibuti y Somalia, aunque se preveían desplazamientos mucho mayores. En el mes de julio de 2015, la situación ya era muy grave, con un millón de personas desplazadas.
América Desplazada
En américa también presenciamos historias de esta clase, familias desplazadas por la violencia transitan por centro américa, en busca del dorado sueño americano, que de ser alcanzado requiere sobrevivir a tantos obstáculos, para llegar a las frías puertas sureñas del coloso del norte, donde aún hay niños esperando por reunirse con sus padres tras la
imposición de las normas de tolerancia cero del presidente Trump.
Dentro de todo este panorama, queda la historia venezolana, un país que recibió a gran cantidad de emigrantes, después de la primera y segunda guerra mundial, que nunca cerró puertas a ningún hermano latinoamericano que busco paz y pan en nuestra tierra.
Jamás pensamos los venezolanos que saldríamos de esta tierra, como si la guerra estallase en nuestra patria, la única y bendita diferencia es que no hemos sido bombardeados.
Sin embargo, la imposibilidad de vivir del trabajo honesto ha hecho que millones de connacionales hayan buscado puerto en otros países, generando desestabilidad en sus economías y sistemas sociales.
Toda esta movilidad humana, ha generado que en Quito, once países se avoquen a buscar soluciones conjuntas para afrontar las consecuencias de este contingente de personas que busca santuario en las diferentes naciones que son nuestros vecinos naturales, con los que compartimos tanta historia en común.