Tras el apagón que dejó al 100% del territorio nacional sin energía eléctrica, Venezuela recoge los pedazos acaecidos por el suceso.
Venezuela transcurrió 100 horas en la oscuridad, con pausas que el sol generoso que baña nuestra tierra.
De inmediato la población quedó aislada y desinformada, naciendo una fuerte ola de rumores de incierto fundamento que acrecentaba el temor.
La primera preocupación se centró en el agua, la comida y los medicamentos.
Protestas surgieron en todo el territorio nacional, mientras la información respecto a las causas del apagón.
El gobierno nacional acusa de sabotaje el evento, llamando al pueblo a resistir el embate.
Por otra parte en reiteradas ocasiones se ha señalado que el sistema eléctrico nacional carece del mantenimiento adecuado, por lo que este colapso parece la «crónica de una muerte anunciada».
Surgió lo mejor y lo peor de la gente, como ocurre en estos casos, la ayuda entre vecinos y amigos estuvo presente.
En muchas localidades se compartieron recursos, y entre todos velaron los unos por los otros.
Recordemos que hoy en día hay muchos abuelos solos, debido a que los jóvenes de la familia están en el extranjero tratando de apoyar económicamente a quienes dejaron en el país.
Sin embargo, también la codicia salió a relucir, algunas personas con más recursos los compartieron, eso si, dinero en mano, y si se trataba de dólares, pues más.
Media tira de hielo en 10 dólares, un botellón de agua en un dólar, toda clase de «combos» de abarrotes surgieron de «oferta» en divisas extrangeras.
Lo que sí se demostró es la resiliencia del pueblo venezolano y la valentía demostrada ante las circunstancias.