Hoy Venezuela celebra a sus médicos, esos valientes que hacen gala de su capacidad científica y humana, luchando por trabajar en un sistema colapsado, haciendo más con lo menos.
El 10 de marzo es el natalicio del Dr. José María Vargas, quien fue el primer presidente civil electo en Venezuela, y en su honor la Federación Médica Venezolana promulgo para este día a partir de 1955 como el Día del Médico en Venezuela.
Ejercer la medicina en Venezuela es un acto de valentía y amor al prójimo de inmensas dimensiones, sin embargo nuestros médicos han demostrado que están por encima de las vicisitudes a la hora de cumplir con el juramento hipocrático.
El sueldo de un médico que trabaje en una institución pública es tan paupérrimo como el resto de los profesionales del país, menos de un dólar no cubre ni el costo del transporte para acudir al trabajo.
La deserción laboral en el sector salud es importante, actualmente es difícil encontrar médicos especialistas. Muchos de ellos, con gran trayectoria y experiencia han abandonado sus prácticas y al país. Algunos migraron a otros países, encontrando que todo aquello que pueden aportar no es bien recibido y se enfrentan con el rechazo irracional, quizá nacido del temor a la fama de gran calidad que precede a los galenos nacionales, que podrían desplazar a los profesionales locales.
Los médicos que perseveran en el país, son profesionales de gran valentía, empáticos con la gente y sus carencias. La escases de medicamentos supone un esfuerzo extra para los médicos venezolanos, quienes deben buscar alternativas para tratar las dolencias de los pacientes, quizá con resultados menos eficientes, pero siempre en la búsqueda de sanar a quienes acuden a sus cuidados.
Quedarse, dar la pelea, ese es el reto, por eso Venezuela celebra hoy a sus galenos, pero sobre todo le agradece que pongan sus habilidades y sus vidas al servicio de sus compatriotas.