Pese a la crisis y las limitaciones, los feligreses y devotos del Nazareno de San Pablo se unieron en fe para acompañar a la imagen en su procesión.
Miles de venezolanos renovaron su fe y rindieron tributo al Nazareno de San Pablo, una de las tradiciones más antiguas del país, y la más importante para los católicos durante la Semana Santa, en medio de la «miseria» y la peor crisis económica y social que atraviesa la nación.
Niños, ancianos, hombres y mujeres, vestidos con túnicas de color morado caminaron ayer en procesión hasta la Basílica de Santa Teresa en el centro de Caracas para pagar las promesas por los favores concedidos.

El Nazareno de San Pablo es una advocación de Jesucristo que se venera en la basílica de Santa Teresa de la ciudad de Caracas.
Se trata de una obra escultórica del siglo XVII atribuida al escultor Felipe de Ribas, que fue tallada en Sevilla en madera de pino de Flandes, y representa a Jesucristo cargando la cruz, contemplando por tanto la séptima estación del Viacrucis. Realiza su estación de penitencia el día de Miércoles Santo en una procesión que dura entre tres y cuatro horas.
La imagen del Nazareno de San Pablo, es la de devoción de todo hijo de Caracas, explica Wikipedia.
Es una talla en madera de pino flandes de Sevilla, España, posiblemente de Felipe de Ribas en el siglo XVII.
Dice la tradición que el escultor, después de terminar de tallar la imagen, el Nazareno se le aparece y le dice: «Donde me has visto que tan perfecto me has hecho».
La devoción de esta advocación católica, surgió en momentos de gran necesidad, cuando una epidemia de gripe diezmaba la población caraqueña, durante la procesión de ese año, la imagen se atascó en un árbol de limón, con cuyos sumos muchos sanaron, alegando un milagro.
Hoy claman al mismo Jesucristo, su intercesión para sanar a un país, debilitado, dividido y profundamente golpeado a nivel humano, más no en espíritu.