Maracaibo fue la capital de la industria petrolera de Venezuela , pero ahora se ha convertido en un símbolo del colapso económico que enfrenta el país.
La falta de alimentos, agua, electricidad y petróleo ha dejado a la gente aquí cansada y enojada, y sienten que el gobierno ha dejado de escuchar sus súplicas.
No hay un día sencillo en ninguna casa Zuliana, desde temprano hay que afrontar las dificultades del día.
«Cada día tiene su afán», dicen las abuelas. Así mismo, después de una noche de sueño malogrado, cuando hay suerte tienes seis horas para dormir con el beneficio del servicio eléctrico.
El colapso del servicio eléctrico, que se ofrece sólo por 12 horas, hace de la vida cotidiana un completo via crucis.
La conservación de los alimentos se convirtió en un reto, la escasez de comida y medicamentos colabora con el cuadro de dificultades diarias.
Esto, exacerbado por la hiperinflación y la economía descontrolada empeora la realidad de los ciudadanos.
Luego, hay que sortear el suministro de agua, no todas las ciudades del estado tienen acceso regular al servicio de agua potable, lo que significa que la higiene del hogar y personal para muchos es un privilegio de «otras épocas».
Desplazarse es una tarea titánica, mantener un vehículo propio es costoso, pero tomar el transporte colectivo es para valientes.
El colapso de los servicios
El parque automotor está altamente deteriorado, hay pocas unidades funcionales, la crisis de la gasolina también afecta el servicio. Por otra parte, la población tiene poco acceso al dinero en efectivo, lo cual también contribuye al cúmulo de preocupaciones del día a día.
Las tareas más simples, se hacen difíciles de de hacer, toma más tiempo trasladarse a cualquier lugar, pagar por cualquier compra depende de si hay punto de venta activo o si tienes acceso a los servicios de banca electrónica.
Estos servicios dependen del acceso a internet o de si las compañías de telefonía tienen sus servicios funcionales.
Se requiere una alta resiliencia para vivir en el Zulia, pero el espíritu de los zulianos es más fuerte que las adversidades, eso es sello de este pueblo que pese al calor, a las carencias y a las dificultades, continúa en la lucha diaria, sobreviviendo a la crisis más severa que Venezuela ha vivido en su historia.