El famoso influencer mexicano, Luisito Comunica, anunció que compró una propiedad inmobiliaria en Venezuela. Una decisión para algunos descabellada, para él una inversión a futuro.
Al margen de la discusión generada por sus contenidos sobre el país, en los que refleja una cara más amable de la situación que golpea a los venezolanos, comprar una casa en estos momentos en un país devaluado, del cual han huido cerca de seis millones de sus habitantes, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones, es aprovechar una oferta basada en la mala fortuna de otros.
La compra de propiedades en tiempos de crisis económica es una fórmula ya conocida, quien tiene el capital puede hacerse de propiedades que se revalorizarán una vez pase la tormenta.
Así pasó, por ejemplo, en la ciudad de Nueva York durante la gran depresión de 1929. De esa forma se amasaron e incrementaron grandes fortunas; John D. Rockefeller es un claro ejemplo de este tipo de actividad.
En el caso del joven youtuber, la pretensión no es tan grande. Con modestia y sencillez dijo que aprovechó la oportunidad de comprar un apartamento de una habitación es una zona céntrica de Lecherías, en el noreste del Estado Anzoátegui.
Esta zona siempre fue reconocida como lujosa y en ella hay urbanizaciones exclusivas para gente adinerada. También es conocida por tener acceso a la costa del mar caribe y poseer playas de excepcional belleza.
Una compra provechosa
En este marco, Luisito Comunica contó a sus seguidores en un video publicado que invirtió 20 mil dólares en el apartamento. Explicó que lo compró completamente amueblado y equipado.
El mercado inmobiliario de Venezuela se encuentra estancado y las propiedades se venden por menos de su valor, debido a la baja de la demanda. Eso explica que la compra le pueda parecer al joven mexicano una oferta atractiva la compra de este inmueble.
Comparativamente con su país, la compra es económica. Un apartamento de características similares en una ciudad como Cacún puede estar cerca de los 30 mil dólares. La diferencia radica en que vacacionar en la famosa ciudad mexicana es definitivamente más caro que en Venezuela. Tema aparte es el pago de impuestos, que da para un análisis más profundo en cuanto a costos.
Vendiendo porque nos vamos
Muchos venezolanos han vendido sus propiedades a precios menores a los que pagaron por ellas, justamente porque en medio de la situación país decidieron irse. Pero el costo que tuvieron las propiedades no justifica el valor de mercado que hoy en día puede alcanzar un valor sostenido en el tiempo.
Por ejemplo, a finales de los 80´s, una casa mediana de tres habitaciones y dos baños podría alcanzar un valor de 30 mil dólares, eso en una ciudad pequeña. A finales de los 90´s un apartamento promedio podía costar unos 10 mil dólares. En este caso hablamos de ciudades como Maracaibo, Valencia o Maracay, por mencionar ciudades de importancia económica en Venezuela.
La radical diferencia estaba en que una persona asalariada, podía acceder a un crédito hipotecario con el cual adquirir un inmueble. Hoy en día, eso no es posible debido a que el salario oficial venezolano no alcanza los dos dólares.
Este ejemplo no aplica para Ciudades como Lecherías o Puerto La Cruz, que han sido históricamente las más caras del país.
Bien para ti, mal para mi
Vender la idea de que Venezuela está bien, buscando el ejemplo en un lugar donde no se ven los problemas no es la más equilibrada manera de mostrar la realidad del país. En toda ocasión hay personas que florecen en las crisis, pero expresar que todo está bien, cuando millones de venezolanos están en situación de pobreza y recibiendo los embates de una crisis inédita es en el mejor de los casos un despliegue de ignorancia.
Comprar un apartamento barato, porque quizá sus propietarios decidieron quemar las naves e irse del país, puede ser una buena decisión comercial para un desarraigado, pero es un golpe a la ya decaída moral de los venezolanos.