Pronto se cumplen dos años de la última salida a la luz del expediente de Eudomario Carruyo, un caso que parece ser de mucho ruido y pocas nueces.
Los diferentes casos por corrupción de Venezuela forman pilas de expedientes empolvados, uno de ellos el de Eudomario Carruyo, ex Director Interno de Finanzas y presidente de las Juntas del Fondo de Pensiones y de Previsión de PDVSA.
En medio del «divorcio» de Rafael Ramírez y el gobierno bolivariano, salen numerosos esqueletos del closet, asociados a esos expedientes empolvados. Casos que salen del olvido para obtener alguna revancha política, o para opacar otros que deseen ocultar a simple vista.
En diciembre de 2017, Tarek William Saab, el fiscal general designado por la asamblea nacional constituyente tras la deserción de Luisa Ortega, comienza a devolver los golpes proferidos por quienes antes eran sus aliados (Ortega y Ramírez).
En ese forcejeo político, sale a la palestra enlodando nombres a diestra y siniestra, pero en verdad no aporta nada en el esclarecimiento de los casos, ni mucho menos brindando justicia o repatriando las multimillonaria sumas que han sido arrebatadas al país.
En el enjambre de nombres y señalamientos, lo que podemos ver es que no se aplica el debido proceso, dejando así en entredicho a inocentes y permitiendo el escape de aquellos que tienen que responder por sus actos a la justicia venezolana.