Estados Unidos ha ejecutado el mayor despliegue militar en el Caribe en décadas. Desde hace dos meses, buques de guerra, aviones de combate, bombarderos B-52, drones y unidades de la CIA operan cerca de las costas venezolanas. Aunque oficialmente se trata de una ofensiva contra el narcotráfico, analistas advierten que podría ser una maniobra para desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro.
El presidente Donald Trump ha vinculado estas acciones con su “guerra contra los narcoterroristas”, pero las pruebas presentadas son escasas. Los ataques a embarcaciones supuestamente cargadas con drogas han sido condenados por varios países de la región, y expertos cuestionan su legalidad. Según Christopher Sabatini, investigador de Chatham House, el objetivo real sería “infundir miedo” en el círculo militar de Maduro para provocar deserciones.
Presión política y recompensa millonaria
Washington ha ofrecido hasta US$50 millones por información que conduzca al arresto de Maduro. Sin embargo, figuras como José Ignacio Hernández, del CSIS, consideran que esa suma no es suficiente para persuadir a las élites venezolanas, acostumbradas a operar en un entorno de corrupción y riqueza petrolera.
El ejército venezolano es visto como clave para cualquier transición de poder, pero los analistas coinciden en que sus miembros exigirían garantías de inmunidad judicial antes de romper con el régimen. Además, el control interno que ejerce Maduro sobre su entorno más cercano dificulta cualquier intento de fractura.
¿Drogas o geopolítica?
Aunque Trump ha justificado el despliegue por el tráfico de fentanilo, este se produce principalmente en México. Un informe de la DEA indica que el 84 % de la cocaína incautada en EE.UU. proviene de Colombia, no de Venezuela. Esto refuerza la idea de que el operativo tiene más que ver con una estrategia de presión política que con una campaña antidrogas.
Desde 2020, Maduro ha sido acusado por el Departamento de Justicia de liderar el Cártel de los Soles, pero él niega los cargos y acusa a EE.UU. de imperialismo. Casos como el de sus sobrinos, condenados por narcotráfico en Nueva York, han alimentado las sospechas, aunque no han generado rupturas internas.
Capacidad militar y señales de fuerza
El despliegue incluye destructores lanzamisiles, buques de asalto anfibio y embarcaciones como el MV Ocean Trader, diseñado para operaciones especiales. También se ha reforzado la presencia aérea en Puerto Rico. Según expertos como Bradley Martin, estas unidades pueden apoyar misiones de reconocimiento, pero su presencia no implica necesariamente una intervención directa.
La gran incógnita es cuánto tiempo mantendrá Trump esta presión militar. Si el objetivo es provocar un cambio de régimen, aún no está claro si la estrategia será suficiente para fracturar el poder de Maduro.
