Venezuela: Enferma y sin dolientes

Venezuela es una entidad, un concepto, un país lleno de vida, cuya gente ha dado ejemplo de resiliencia y valentía, pero sin embargo está enferma y sin dolientes.

Las inmensurables riquezas minerales del subsuelo venezolano han atraído a lo largo de la historia a muchos codiciosos disfrazados de buenas intenciones. Entre ellos nacionales y extranjeros, que han instaurado una cultura corsaria y lejana a la búsqueda del bien común.

La llegada de Hugo Chavez al poder se explica por si misma: generaciones de venezolanos han visto a un grupo pequeño vivir en el lujo y con acceso a oportunidades, mientras ellos solo conocen la pobreza y la excusión.

El país clamaba un cambio, sin embargo parece que se cumplió el dicho: «no pidas, no sea que se haga realidad». Este cambio hacia los ideales socialistas tan «cacareados» por Chavez dio paso al peor desborde de corrupción visto en este país.

Así fueron destruidas las empresas básicas del país y entre ellas, a la cabeza, PDVSA. La cantidad de casos de corrupción que la llevaron a la catástrofe y a la quiebra, están hasta ahora resguardadas por la impunidad y el descaro.

Esta quiebra moral y económica han dado como resultado la presente situación: Un país sin estructuras económicas, políticas ni sociales.

El pueblo es la víctima de esta Venezuela enferma y sin dolientes

La educación está devastada, el sistema de salud está en ruinas, los servicios públicos apenas funcionan. En lo moral no hay esquemas ni estructuras de valores. Las familias están desarticuladas o desintegradas.

Hoy en día lo admirable es tener dinero, no importa su procedencia. Así que acceder a la riqueza de manera ilegal o inmoral no sólo está bien visto, sino que es un paradigma y /o meta a alcanzar.

Nadie a quien culpar

La responsabilidad de quienes han robado y desensamblado al país, está más allá de cualquier juicio moral y sin embargo sobre sus hombros cae la responsabilidad por el sufrimiento y las muertes de incontables almas. Son seres humanos que nunca fueron tomados en consideración, como es costumbre entre los esbirros y sus amos.

Esta Venezuela enferma y sin dolientes va dejando su estela de dolor y muerte, en manos de esas figuras visibles, con trajes de diseñador, vidas rodeadas de lujos y comodidades, quienes se hacen visibles de vez en cuando señalando con del dedo acusador, sólo para defenderse de las mismas acciones realizadas por otros.

En medio de esas diatribas acusatorias, los múltiples escándalos como el de PDVSA, sacan a la luz a personalidades como Rafael Ramírez, quien mientras estuvo alineado con el Gobierno Bolivariano gozaba del respaldo y la protección propias de cualquier militante de alto rango.

A su salida de PDVSA Rafael Ramírez, fue premiado con una embajada, hasta que se tornó en contra de Nicolás Maduro y entonces comenzó la cacería de brujas, sacando a la luz escandalosos detalles y persecuciones judiciales.

Otros personeros como Eudomario Carruyo, fueron acusados y enjuiciados sin pruebas, usando la vieja táctica del Chivo expiatorio para ocultar verdades embarazosas.

Y sin embargo, hay una larga lista de señalados que serían extraditados y supuestamente encarcelados, que nunca llegaron a estar en prisión, y que, a través del mismo ardid, desaparecieron mágicamente.

Así se destruye un país y se construyen fortunas, manchadas de sangre y dolor, un legado doloroso para todos los involucrados.

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