Zelensky hizo caso omiso a advertencias de Washington

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, «no quiso escuchar» las advertencias estadounidenses sobre una posible invasión de Rusia, pero «teníamos información y datos» que respaldaban la alarma, afirmó Joe Biden.

El presidente de Estados Unidos habló de su esfuerzo personal para que la gente acepte un mensaje duro como el de una posible guerra, un escenario que muchos consideraban inimaginable hasta el 24 de febrero, cuando Rusia invadió a Ucrania.

«Nada como esto ha sucedido desde la Segunda Guerra Mundial. Sé que muchos pensaron que estaba exagerando», afirmó Biden frente a una audiencia de financistas demócratas.

La información de inteligencia, añadió, «sin embargo, no dejaba lugar a dudas» sobre el hecho de que Vladimir Putin quería cruzar la frontera y entrar en Ucrania. «Zelensky no quiso oírlo», remarcó el inquilino de la Casa Blanca.

Pero Kiev se distancia de la reconstrucción del presidente estadounidense y se posiciona con una pregunta y respuesta a distancia, recordando que el propio Zelensky pidió a los socios occidentales sanciones preventivas contra Moscú ante la potencial agresión.

Sanciones que no llegaron porque «nuestros socios no querían saber de nosotros», explicó el portavoz presidencial Sergei Nikiforov usando la misma expresión que Biden: no querer oír.

Con la guerra ahora en su cuarto mes, y sin un final en el horizonte, la tensión es alta y los nervios cada vez más tensos.

A Zelensky, que lucha junto a su pueblo y que ha logrado inspirar a millones de personas en todo el mundo, se le opone un Biden con problemas en casa y que es incapaz de ampliar el frente anti-Moscú.

Los intentos estadounidenses de persuadir a Brasil, Israel, India y Sudáfrica para que abandonen a Putin y se pongan del lado de Occidente hasta ahora no han tenido éxito. Los cuatro países están por diferentes motivos relacionados con Rusia y prefieren mantener un estado de neutralidad.

Esa resistencia empuja a Biden a mirar hacia los países del golfo Arábigo y a jugar la carta de Arabia Saudita, adonde se espera que vuele a finales de mes y se reúna con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, uno de los señalados como responsables de la muerte del periodista Jamal Kashoggi.

Una visita que, aunque aún no está confirmada, y que le cuesta a Biden una avalancha de críticas. El presidente, sin embargo, necesita ampliar el frente contra Rusia y el petróleo, para hacer bajar los precios de surtidores en Estados Unidos, que han subido a un nuevo récord de cinco dólares el galón (equivalente a 3,8 litros).

Y Riad puede jugar un papel importante en ambos frentes, considerando también la relación entre Putin y Bin Salman.

Incluso de cara a un posible nuevo formato internacional en el que estaría trabajando Moscú: una suerte de G8 de países que no se han adherido a las sanciones con China, India, Indonesia, Brasil, México, Irán y Turquía.

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