Los demócratas necesitarán al menos 17 senadores republicanos para romper filas y condenar al presidente saliente Donald Trump tras haber sido acusado el miércoles en la Cámara de Representantes, a menos de una semana de la asunción del nuevo mandatario, Joe Biden.
Es casi el doble de los 10 republicanos de la Cámara Baja que rompieron con Trump en la votación de juicio político más bipartidista en la historia de Estados Unidos, que lo acusó ayer de «incitación a la insurrección».
Aún si el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, republicano por Kentucky, públicamente coquetea con la idea de apoyar una condena por el papel de Trump en el ataque mortal al Capitolio, lograr que un tercio de la bancada republicana del Senado vote a favor de condenar será una tarea nada fácil.
Trump mantiene altos índices de aprobación dentro del Partido Republicano, con muchos seguidores «apasionados» con su discurso incendiario.
Un día después del motín en el Capitolio, el mandatario saliente de 74 años mantenía un índice de aprobación del 71% entre los votantes republicanos, según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac.
Condenar a Trump permitiría que el Senado le prohíba volver a postularse para un cargo federal electo, poniéndole así fin a sus intenciones presidenciales de 2024, en las que de otro modo podría ser candidato.
Los republicanos controlan el Senado ahora, pero los demócratas asumirán el cargo después de que el presidente electo Joe Biden preste juramento al cargo el 20 de enero.
Un juicio prolongado podría obstaculizar los primeros días de Biden en el cargo, lo que podría ser considerado un error para diferentes senadores.
Una vez que asuma el nuevo Senado, la cámara estará dividida 50-50 y la vicepresidenta entrante Kamala Harris emitirá el voto de desempate.
Un puñado de senadores republicanos ya manifestó abiertamente sus críticas a Trump, y señaló que estarían abiertos a apoyar la condena.
Pero para asegurar una condena, se necesitarían más votos, y es probable que los partidarios busquen senadores que se estén por jubilar u otros miembros veteranos que sean vistos como institucionalistas.
El resultado podría depender de McConnell, quien tiene una profunda reserva de confianza dentro de su grupo.
«No he tomado una decisión final sobre cómo votaré y tengo la intención de escuchar los argumentos legales cuando se presenten al Senado», escribió a sus colegas.