El ecosistema económico venezolano se compone de diferentes divisas, dado el estado de devaluación de la moneda nacional, el bolívar, la fluctuación monetaria está compuesta por criptomonedas y dinero fiat de otras naciones.
Es casi natural que las transacciones en efectivo dentro de Venezuela sean establecidas en dólares, sin embargo en las regiones fronterizas se observa el uso de pesos colombianos y reales brasileños.
Otro método de pago que también ha tomado auge, ha sido el de las criptomonedas, destacándose Bitcoin, Dash, Ethereum entre otras.
En este sentido, el gobierno bolivariano ha impulsado el Petro, intentando por un lado estabilizar el mercado, al atar su valor al precio del barril de petroleo, que es aproximadamente 60 dólares.
La criptomoneda bolivariana no cuenta con la confianza generalizada de la población, que no está culturalmente adecuada al uso de la tecnología y este nuevo paradigma de dinero.
Sin embargo, hay algunas personas que le han dado una oportunidad a la nueva experiencia y a la propuesta del gobierno bolivariano.
Para Alberto González, un extrabajador petrolero, el petro representa una alternativa válida: «A mí me funciona el petro a diferencia del bolívar que se devalúa todos los días. El petro mantiene su precio y es posible ahorrar con él. Es cierto que la plataforma presenta fallas, pero prefiero convertir mis bolívares a petros y utilizarlos cuando los necesite».
Una salida a la inestabilidad monetaria
Con otras criptomonedas miles de usuarios de este país usan a diario servicios como los de LocalBitcoins, Hodl Hodl, Paxful o LocalCryptos. Con ellas canjean sus bolívares por Bit Coin, que es la mayormente difundida en el mundo.
El intercambio de productos y servicios por dólares, pesos o reales cada vez es más común. De hecho hay tiendas que ofrecen su mercancía directamente en dólares, fijando la tasa del día para aquellos que paguen en bolívares.
Definitivamente la economía, que tiene sus propias normas, busca la estabilidad de una manera o de otra. Quienes logran acceder a estas otras monedas más estables, pueden solapar la crisis. Al contrario de quienes sólo acceden a bolívares mediante el salario básico establecido en el país.
El salario básico, que está alrededor de los dos dólares no permite cubrir las necesidades básicas de los venezolanos, quienes encaran una inflación proyectada de 500.000%