El presidente de Venezuela propone que la región se declare un territorio libre de medidas coercitivas unilaterales
Hoy se celebró la VIII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en la que participaron 33 países de la región. Uno de los temas más destacados fue el de las sanciones económicas que Estados Unidos y otros países han impuesto a varios países latinoamericanos, especialmente a Venezuela y Cuba.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue uno de los más críticos con esta política, y propuso que América Latina y el Caribe se declararan un territorio libre de medidas coercitivas unilaterales, libres de sanciones económicas. Según Maduro, estas medidas atentan contra la paz, la soberanía y el desarrollo de los pueblos, y son una forma de guerra económica que viola el derecho internacional.
¿Qué son las medidas coercitivas unilaterales?
Las medidas coercitivas unilaterales son aquellas acciones que un Estado o un grupo de Estados toman contra otro Estado, sin el respaldo de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con el fin de presionar o castigar a ese Estado por su política interna o externa. Estas medidas pueden incluir restricciones comerciales, financieras, diplomáticas, de viaje, de cooperación, entre otras.
Estas medidas afectan negativamente a los derechos humanos, el desarrollo económico y social, y la integración regional de los países sancionados, así como a los países terceros que mantienen relaciones con ellos. Además, generan sufrimiento y privaciones a la población civil, especialmente a los sectores más vulnerables, como los niños, las mujeres, los ancianos y los enfermos.
¿Qué países latinoamericanos están afectados por las sanciones?
Los países latinoamericanos que más han sufrido las consecuencias de las sanciones son Venezuela y Cuba, que llevan décadas enfrentando el bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos. Según el gobierno venezolano, en los últimos ocho años su país ha sido sometido a más de 930 medidas coercitivas unilaterales que han provocado una caída del 99% de sus ingresos por petróleo, la confiscación de activos y empresas, y el robo de recursos destinados a la salud, la alimentación y la educación del pueblo. Según el gobierno cubano, el bloqueo estadounidense le ha causado pérdidas por más de 144.000 millones de dólares desde 1962, y ha impedido el acceso a medicamentos, equipos médicos, alimentos, combustibles y otros bienes esenciales.
Otros países latinoamericanos que también han sido objeto de sanciones por parte de Estados Unidos son Nicaragua, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Haití, República Dominicana, entre otros. Estas sanciones han tenido como pretexto la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, la corrupción, los derechos humanos, la democracia, entre otros temas, pero en realidad han respondido a intereses geopolíticos y económicos de la potencia norteamericana.
¿Qué respuesta ha dado la CELAC a las sanciones?
La CELAC, como organismo regional que agrupa a todos los países de América Latina y el Caribe, ha expresado en varias ocasiones su rechazo a las sanciones y su solidaridad con los países afectados. En la última cumbre, los mandatarios presentes respaldaron la propuesta de Maduro de declarar a la región un territorio libre de medidas coercitivas unilaterales, y acordaron crear un mecanismo de consulta y coordinación para hacer frente a las agresiones externas.
Asimismo, la CELAC ha abogado por el diálogo, la cooperación y la solución pacífica de las controversias, respetando el principio de no injerencia en los asuntos internos de cada país. La CELAC ha defendido el multilateralismo, el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, como marcos para garantizar la paz, la seguridad y el desarrollo de los pueblos.
¿Qué impacto tiene esta posición de la CELAC?
La posición de la CELAC de rechazar las sanciones y proponer una región libre de medidas coercitivas unilaterales es un paso importante para fortalecer la unidad, la soberanía y la integración de América Latina y el Caribe. Esta posición muestra que la región tiene una voz propia y una voluntad política de defender sus intereses y valores frente a las presiones y amenazas de las potencias hegemónicas.
Además, esta posición abre la posibilidad de crear mecanismos de cooperación y solidaridad entre los países de la región, para mitigar los efectos negativos de las sanciones y promover el desarrollo económico y social de los pueblos. También implica un desafío para buscar alternativas al sistema financiero y comercial dominado por Estados Unidos, y diversificar las relaciones con otros actores internacionales que respeten la autodeterminación y la igualdad de los países latinoamericanos y caribeños.