Navidad en ausencia

Prácticamente no hay un venezolano que no esté sufriendo la ausencia de un ser querido en esta navidad.

La ausencia de los seres queridos en la mesa navideña es el golpe moral más profundo de estas navidades en Venezuela.

Prácticamente no hay un venezolano que no esté sufriendo la ausencia de un ser querido en esta navidad. Son más de 4 millones y medio los venezolanos registrados en la diáspora, quienes dejan atrás sus familias e historias.

Todos añoran los olores, texturas, sabores de la navidad hogareña, tan tradicional en el país. Pero por sobre todo ello, es la ruptura afectiva el mayor de los pesares que el inmigrante lleva a cuestas.

Tradición venezolana
La mesa navideña, que alberga a la familia está llena de ausencia y añoranza

Haciendo lo más de lo menos, los venezolanos en el extranjero replican las recetas de sus madres y abuelas. Hallacas, pan de jamón y otros manjares son preparados en tierras lejanas, con ingredientes que pueden conseguir más fácilmente que en este país, donde el grueso no puede acceder a ellos debido a la escasez o a la falta de dinero para adquirirlos.

Los que pueden envían dinero o paquetes a sus familiares, sin embargo nada material sustituye a la presencia.

La ruptura familiar en los niños puede generar, según expertos, baja autoestima en los niños y puede causarles confusión, angustia, culpa, rabia o comportamientos autodestructivos.

Los adultos mayores caen en depresión y se sienten desamparados, sobre todo en una sociedad como la nuestra, en la que los abuelos son una parte muy importante del desarrollo emotivo de los niños.

Muchas personas de la tercera edad manifiestan jamás haber imaginado llegar a su años dorados en una condición de soledad y abandono.

Cada día trae su pesar y su bendición, sin embargo celebrar la Navidad en ausencia, es lo más lejano al deseo del corazón de los venezolanos de cualquier edad o condición.

Este sentimiento nunca será mejor descrito, que en palabras del célebre poeta Venezolano, Andrés Eloy Blanco:

La Renuncia

He renunciado a ti. No era posible
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.

Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella…
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba…

He renunciado a ti, serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a ti como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo;

Como el que ve partir grandes navíos
como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos bríos
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;

Como el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales,
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías…

He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño…

Andrés Eloy Blanco, Poeta Venezolano

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