Venezolanos en Iquique sometidos al fuego en tierra fría

Los venezolanos agredidos en Iquique por un ataque xenofóbico cuyas imágenes se hicieron virales ya habían perdido todo lo que construyeron en su país. La huida de la dura crisis es una decisión difícil de tomas y aún mas de afrontar cuando la recepción es fría o aún peor, de rechazo.

El sábado 25 de septiembre un grupo de migrantes, en su mayoría venezolanos fueron desplazados de la plaza Brasil de Iquique en Chile. Estas personas estaban asentadas allí tras ingresar al país austral por vía terrestre.

Las autoridades locales ya habían advertido sobre la llevada a cabo del procedimiento. Sin embargo la falta de alternativas para estos migrantes fue el factor que les hizo permanecer en el lugar.

Un grupo de ciudadanos locales comenzaron a protestar en contra de los migrantes, para pronto convertirse en una turba agresiva que terminó en la dantesca escena en la que quemaban sus pertenencias como si de la inquisición o la persecución judía se tratara.

Lo inaceptable

El rechazo por este acontecimiento fue contundente, no sólo entre los altos funcionarios y personalidades, sino en el común de los venezolanos. Los corazones de los connacionales ya están fracturados y dispersos por el mundo el la forma de sus seres queridos. La suerte de un venezolano en el extranjero también es la suerte de un hijo, hermano, padre, amigo o conyugue. El sentimiento se refleja en todos los corazones de quienes han migrado o tienen seres queridos lejos.

La agresión contra los venezolanos en Iquique demuestra la falla en las políticas migratorias de Chile
La agresión contra los venezolanos en Iquique demuestra la falla en las políticas migratorias de Chile

Ya es hasta trillado repetir que Venezuela abre sus puertas a quien quiera venir y que durante tiempos difíciles muchos chilenos, y personas de otros paises, tuvieron en el país un puerto seguro y un lugar en el que instalar sus hogares. La memoria histórica es muy corta y sentimientos como el miedo, rechazo a lo desconocido y la baja autoestima son suelo fértil para la mala hierba de la xenofobia.

Todas las personas merecen la oportunidad de vivir dignamente. Nadie deja su zona de confort y todo lo que conoce, si las circunstancias no lo llevan a ello. En el pasado le tocó a los chilenos, hoy toca a los venezolanos, nadie garantiza que estas situaciones no se repitan en el futuro.

Los venezolanos salen del calor de sus hogares y del de esta tierra, para no sólo sufrir el frio de las tierras del sur, sino el de la indiferencia.

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Fuente
elpais.comeluniverso.com

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