Dentro de los múltiples escándalos de PDVSA, el común denominador son los robos y el olvido, en estos momentos no hay nada conclusivo al respecto.
Escándalo tras escándalo, la verdad del multimillonario desfalco se oculta bajo capas de trabajo investigativo y procedimientos legales que no llegan a ninguna conclusión.
La politización de la Justicia venezolana, el uso del poder y la compra de conciencias han ocultado las verdaderas dimensiones de este caso, permitiendo la creación y disipación de cortinas de humo para tapar los hechos punibles, que son de profunda gravedad, permitiendo la debacle de la nacional petrolera venezolana.
Los más certeros hallazgos, fueron develados por el sistema judicial de los Estados Unidos, sin que Venezuela haya participado o aportado evidencias que permitan tomar acciones en contra de la entramada corruptela venezolana.
Hasta la fecha está lejos la repatriación de miles de millones de dólares Blanqueados mediante la estructura expuesta a finales del 2018.
Este escándalo de lavado de dinero develado por el fisco de los Estados Unidos, mostró que una suma cercana a 1,2 mil millones de dólares robados PDVSA.
A partir de esta acusación Abraham Edgardo Ortega, ex director ejecutivo de planificación financiera de la nacional petrolera, se declaró culpable y ofreció ayudar con las investigaciones, señalando nombres de gran peso en el Estado Venezolano, entre ellos el mismo Nicolas Maduro, según registró en declaraciones la prensa internacional.
Ortega, de 51 años, admitió entonces ante un tribunal federal de Miami que recibió $ 17 millones en sobornos en efectivo y que conspiró para lavar dinero saqueado de Petróleos de Venezuela.
El ex director de planificación de PDVSA fue una de las nueve personas acusadas por los fiscales estadounidenses desde julio de 2018, y es el segundo en admitir culpabilidad, haciendo tratos con la fiscalía para cooperar y así minimizar su sentencia.
En ese mismo período, Matthias Krull, un ex banquero suizo en Julius Baer, fue condenado a 10 años de prisión.
Este grupo de imputados, declararon que aprovechando la paridad cambiaria y la brecha con el mercado negro, multiplicaron el dinero, perjudicando de manera doble al país.
Con el tiempo han salido a la luz pública, los múltiples desmanes administrativos en la empresa. Esta situación ha puesto a los involucrados a salir del anonimato como hormigas al levantar una piedra.
Al ser increpados, se señalan unos a otros, sacando nombres como un mago saca conejos de la chistera, para ocultar culpabilidades y solapar la visibilidad de unas y otras personalidades.
Tal es el caso de los Papeles de Panamá, en el que saltaron a la palestra nombres como: Adrián José Velasquez Figueroa y su esposa Claudia Patricia Díaz Guillén, Jesús Villanueva y Víctor Cruz Weffer y Eudomario Carruyo, este último asociado al escándalo sin verdaderas pruebas o implicaciones.
En esta lista se mezclan justos y pecadores, en la búsqueda de desacreditar a algunos y ocultar detalles que no se desean expuestos a la luz.
Pasa el tiempo, muchos datos se desvanecen el tiempo, Venezuela continúa en el colapso. En el corto plazo no se percibe un cierre justo para esta historia de los Escándalos de PDVSA.